Quizás El Loco sea mi carta favorita del Tarot. Para mí, representa la libertad absoluta, la persona que se guía por la fuerza de su corazón mientras mira hacia las estrellas. Le acompaña su perro: fuerza terrena, raíces, instinto. Sabe que, aunque caiga, no sufrirá daño, pues le proteje su absoluta confianza en la vida, en lo que es. El Loco baila con la música de las estrellas, cambia, gira, vuela, se entierra, resucita. Es una carta móvil que sabe entender los signos y procesos del cambio. No tiene número (o cero) porque está presente en las demás cartas, en el movimiento del héroe hacia su victoria final. No existe avance sin la fuerza del loco, sin ir más allá de la mente lógica y encapsulada para lanzarse al océano del imprevisible movimiento.
Os recomiendo una meditación (made in yo-mismo): Relajados, os imagináis un prado de flores y llamais a vuestro "Loco interior". Bailad con él, jugad con su perro, sentid su fuerza instintiva, terrenal y a la vez estelar, el impulso de trascendental movimiento que lo anima, el brillo de estrellas de sus ojos y, después, pedidle que os lleve volando al siguiente cambio de vuestra vida, que os muestre el poder de vuestra voluntad, de vuestra fuerza. Nadie mejor que el Loco para dejaros caer en lo que ha de ser.
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