domingo, 13 de febrero de 2011

Novela "Planeta Serpiente", unas palabras introductorias


Mi primera novela, Planeta Serpiente, se abrió paso desde lo profundo de mí no porque la trama estuviese madura, sino porque su esencia, la plasmación lírica radical de un nuevo mundo, me desbordaba. Ya no podía guardarla dentro. Creo que las novelas tienen vida propia y, de alguna manera, preexisten o coexisten con el autor, y ellas mismas brotan de tu oscura tierra cuando las condiciones son las propicias. Hay primaveras de madurez para tal o cual historia, y entonces ésta se abre camino, te golpea, pide paso. El escritor no debe hacer más que rendirse, escuchar a esta parte de su anatomía psíquica y ponerle un traje de palabras.

La trama es sencilla: Juan, terrícola, es visitado por unos extraterrestes que le invitan a irse a vivir a su planeta, Serpiente. Serpiente es muy similar a la Tierra, aparentemente un trasunto, pero las leyes internas que lo rigen son muy diferentes. No he pretendido plasmar un mundo de paz y amor, pues en Serpiente no hay credos explícitos sobre lo bueno y lo malo, ni pecado original, ni culpa, ni religiones o aparatos políticos establecidos, etc. ¿Qué hay, entonces, en Serpiente? Pues dejo que el lector lo descubra, pues es éste un “libro-cebolla” de múltiples capas.

El viaje de Juan se puede interpretar como exterior o interior. La novela en sí tiene una lectura dual: esotérica y exotérica, lineal o intemporal. Los personajes podrían ser partes internas del protagonista; el nuevo espacio, el escenario interno donde él se ha atrevido a zambullirse; su aventura, pues, un intenso viaje interior de autodescubrimiento.

Pero Planeta Serpiente se puede leer también en clave política (o “post-política”), sociológica, etc., pero siempre dentro de un marco de intenso lirismo. Su propia técnica narrativa implica un constante movimiento centrípeto, hacia dentro más que hacia fuera. A veces, el movimiento se detiene o se hace circular según determinadas pautas vivenciales del personaje.

Les invito, pues, como Juan me ha invitado a mí, a desnudarse y zambullirse en su propio Planeta Serpiente individual, llegar a su íntima tierra prometida. Este libro tocará su corazón para invitarle a entrar en sus galaxias internas. Sólo hay que saber flotar y dejarse guiar por la música de las esferas.

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